
ARGUMENTO:
De mayor quiero ser soldado es la historia de Álex, un niño de ocho años fascinado por la violencia en la televisión y en los videojuegos. Álex empieza a desarrollar problemas de comunicación con sus padres y otros compañeros del colegio por lo que se encierra en sí mismo, inventando dos amigos imaginarios, el Astronauta Capitán Harry y su alter ego, el Sargento John Cluster.
Cuando su madre da a luz gemelos, Álex empieza a sentirse solo y desatendido, eclipsado por la llegada de sus nuevos hermanos. Traicionado y herido consigue que su padre le recompense con algo que siempre había deseado: una televisión en su cuarto. A través de la televisión, Álex descubrirá un nuevo mundo y se sentirá totalmente fascinado por todo lo que ve. El elemento catalizador de la historia será esta creciente obsesión por las imágenes de guerra y destrucción.
Y es que no hay nada mínimamente creíble dentro de la película. Una familia, con sus problemas, pero que para nada es disfuncional, por mucho que se empeñe el director en hacernos creer que sí, nunca permitiría que un niño, por muchas ganas que tenga de ser soldado, decorara sus habitación con banderas y pósteres de una ideología tan radical y que tanto mal causo al mundo.
Por otro lado, cuesta creer que un niño de 10 años (diez años, por el amor de Dios, si todavía hablásemos de un adolescente...) lo único que le interese de la televisión es ver guerras y documentales de animales cazando con el único objetivo de ver sangre, o que les hable a sus padres de esa manera y ellos se queden impasibles, o que los profesores no sean conscientes, e incluso alaben en alguna ocasión el comportamiento de este muchacho.
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